domingo, 5 de febrero de 2012

Mi reflexión sobre el aprendizaje autorregulado


El aprendizaje autorregulado  es un aprendizaje que, en mi opinión sí debería fomentarse en la educación que los niños de nuestra sociedad reciben. Dicho aprendizaje se basa  se centra en el niño poniéndolo como eje principal de su propia educación. Esto va a permitir al niño conocerse más y mejor así mismo, pero también va a poder hacerlo el docente; por lo que podrá adaptar mejor las actividades a las necesidades del niño y va a permitir que el niño desarrollo todas sus facultades de la manera más efectiva posible.

Además, es el propio docente, el que debe enseñar al alumno las estrategias necesarias para su desarrollo. A nivel cognitivo, las estrategias a utilizar son estrategias cognitivas de aprendizaje, metacognitivas de autorregulación  y de administración de recursos. Sin embargo, a la vez dichas estrategias deben basarse en las motivaciones y creencias del niño. Creencias sobre su capacidad, sobre la importancia y el valor de la tarea y lo más importante; creencias sobre sí mismo. Hemos de incentivar la creencia en el alumno, de que puede hacer lo que se proponga; siempre dentro de sus capacidades.





Una manera de llevar a cabo el aprendizaje autorregulado es la enseñanza razonada; que conlleva una explicación del significado de la actividad que se enseña. Así los niños entienden el por qué de las cosas y comprenden su significado. Por lo tanto, si cuando a un niño pequeño le mandamos a recoger sus juguetes, le decimos el motivo por el que debe hacerlo, sabrá que siempre, antes de cada comida, deberá recoger los juguetes para poder sentarse en la mesa. En el caso de los chicos más mayores, es necesario que entiendan la necesidad y el por qué de establecerse una metas propias. Si por ejemplo, una meta es no distraerse en la clase de matemáticas, debe entender por qué se ha puesto esa meta. Una razón puede ser porque si no, no se entera de qué hay que hacer en los problemas y luego suspende.

A lo largo de este proceso, el profesor debe ser un modelo activo que acompañe al alumno. Debe ser la guía que indique al niño el camino que debería seguir. Sin embargo, no debe “darle todo hecho”. Debe dejar que sea el propio alumno el que vaya viendo que estrategias son más efectivas. Debe permitir al alumno fijarse sus propias metas, pero ofreciéndole al mismo tiempo estrategias que pueda emplear. Es aquí cuando el aprender a aprender cobra sentido.

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